Todo trascurría de forma monótona hasta el día que a Mingo se les ocurrió la idea de establecer un cine en nuestra comunidad, desde entonces el caserío y la zona comenzaron a experimentar la sensación y la magia del arte del cine, nos establecimos muy cerca de otras ciudades y es que esta comunidad siempre has tenido personas ingeniosas como Mingo.
Nuestra imaginación volaba al ver a Bruce Li o Cantinflas, los jóvenes y niños esperaban con ansias oír sonar el auto parlante situado al frente de la sala, la música llenaba el pequeño poblado de una sola calle que se extendía de rio a rio, mientras se anunciaba el titulo de la película de la noche y Julián comenzaba a llegar para abrir la puerta ya llena de pobladores.
Ya en la sala, todos ponían mucha atención y silencio a la historia y mucho más si había que leer los sub títulos y aun así aquellos que no participaban sabía si la película era buena o no puesto que mientras había acción la bulla era más fuerte y se podía saber las escenas donde el protagonista tomaba venganza, la euforia era tan inmensa que mucho saltaban de sus asientos apostando a su actor.
Recordar esa inmensa experiencia nos nace la gratitud de reconocer el gran aporte de Mingo a nuestra comunidad, que no solo nos llevo diversión sino que con su gran espíritu emprendedor llevo varios oficios a nuestra comunidad, llenándonos de buenos conocimientos.
El cine nos abrió las puertas para ver que existía un mundo más allá y más abierto y nos inspiro a llegar más lejos, de aquí nacieron varias paciones por las artes de combate que nos disciplino grandemente.
Deja tu Comientario